Cap.20 "No es el lugar adecuado"

Caitlin me siguió y se sentó muy cerca de Justin. Después de dos minutos más o menos vi como apoyaba la cabeza en el hombro de Justin. Yo le dediqué una mirada asesina y ella no dudó en devolvérmela.
-Creo que me voy a dormir, estoy algo cansado.-dijo un poco incómodo levantándose.-¿Te vienes?-me dijo.
-Si, yo también estoy cansada.-¿Donde podemos dormir?-dije mientras me reía disimuladamente mirando a Caitlin que tenía una cara de flipada que no podía ni ella.
-Hmm...en el cuarto de los invitados.-dijo con mala cara.-Pero si quieres duermo yo en el sofá y duerme alguno de vosotros en mi cuarto porque solo hay una cama de matrimonio en esa habitación.
-No, da igual. Estaremos bien.-dijo con una sonrisa pícara que molestó mucho a Caitlin.
Subimos arriba y, mientras Justin estaba en el baño, me di cuenta de que mi ropa estaba algo sucia porque nos habíamos tumbado en el suelo en el parque, así que llamé a Caitlin, que subió en un momento.
-Ahh...eres tu...¿Qué quieres?-dijo decepcionada por no encontrar a Justin.
-¿Me puedes dar algo de ropa? Es que lo voy a poner todo perdido.-dije despreciando su actitud.
-Vale, pero no te esperes que sea nada del otro mundo.
Me dio un pijama que no era nada feo la verdad. Se lo agradecí y se fue sin decir nada. Justin salió del baño y se tiró a la cama de un salto. Yo me tumbé también y vi que tenía los ojos cerrados. No quise molestarlo porque ambos estábamos muy cansados, así que no dije nada pero no pude evitar sonreír porque su cara era...tan angelical...Acaricié uno de sus mofletes y después cerré los ojos para dormirme yo también. Después de unos minutos, ya casi me había dormido del todo cuando sentí el tacto de alguien en mi cara pero no abrí los ojos. Al momento sentí los labios inconfundibles de Justin en los míos. Fue un beso corto que hizo que abriera los ojos ésta vez.
-¿Qué haces? Creí que ya te habías dormido.-le pregunté.
-No puedo. Me gusta más verte dormir a ti.-dijo volviendo a acariciar mi cara mientras me sonreía.
-Deberías verte tu. Pareces un angelito durmiendo.-dije sonriendo también.
-¿Y no lo soy cuando estoy despierto?-cuestionó.
-No.-dije bromeando.-Eres muy feo, ¿sabes? No sé como les puedes gustar a tantas chicas.
-¿A sí? Pues si recuerdo bien tu eras una de ellas.
-Pues recuerdas mal.
-Entonces, ¿qué hacías en mi camerino?
-Me mandó mi hermana.
-Si claro. No pongas excusas.
-¡Oye que es verdad!
-Pues, ¿sabes que?-dijo acercándose a mí.
-¿Qué?-dije bajando la vista hasta sus labios, que estaban muy cerca de los míos.
-Que tu no eres nada fea.-dijo seguido de un corto beso.
-Tú tampoco tontito.-dije volviéndole a besar yo.
Nos fundimos en un beso profundo y yo le cogí por el cuello. Estábamos tumbados en la cama , besándonos de una forma cada vez más intensa. Me cogió por el trasero y apretó con fuerza, pero sin llegar a hacerme daño. Después quiso quitarme la camiseta pero puse mis manos en su pecho impidiéndoselo. Me miró muy confuso.
-¿Qué pasa?-dijo con la respiración entrecortada.
-Aquí no, Justin. No es el lugar adecuado.
-¿Por qué?
-Nos pueden oír.
-Está bien. Tienes razón.-dijo tumbándose a mí lado sin decir nada más. Cerró los ojos y pareció haberse dormido al instante.
-Justin.-le llamé.
-Mmm?-dijo sin moverse y ni siquiera abrir los ojos.
-Te has enfadado, ¿verdad?-dije en un tono triste.
-¡No..!-dijo incorporándose al oírme.
-Pues no lo parece...-dije bajando la vista.
-Lo siento, es que me cabrea un poco que siempre haya algo que nos impida continuar, porque sé que pronto no nos volveremos a ver en un tiempo y...quiero aprovechar todo el que tenemos hasta entonces.-dijo levántando mi barbilla para mirarme a los ojos.
-Lo sé, Justin. Yo también pero no sé...tenemos tiempo de sobra. Solo llevo un día aquí y nos queda todo un mes. No hace falta que te des tanta prisa.-dije cogiéndole de la mano.
-Tienes razón. Siempre la tienes.-besó mi frente.-Anda, vamos a dormir.-dijo sonriéndome.
-Vale.
Nos dormimos abrazados. Me desperté al oír un ruido proveniente de abajo. Miré a mi espalda y vi a Justin dormido y apoyado en mi hombro con uno de sus brazos rodeandome. Sin moverme miré el reloj que había en la mesilla y vi que eran las 3:56 de la madrugada.